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Sapiens Energia da un nuevo paso hacia un sistema energético más justo, descentralizado y participativo con el impulso y acompañamiento a 17 nuevos proyectos de autoconsumo colectivo en la Comunidad Valenciana, gracias al respaldo del programa IVACE+i Energía.

Estas actuaciones permitirán instalar más de 1.330 kW de generación renovable y 300 kWh de almacenamiento, acercando la energía limpia y local a cientos de personas, pequeños comercios y entidades públicas. La inversión total movilizada asciende a 1.386.000 euros, de los cuales casi 693.000 euros han sido obtenidos en forma de subvención pública.

comunidad energética endurance autoconsumo colectivo

Estos proyectos beneficiarán directamente a 11 comarcas valencianas, reforzando la cohesión territorial y el acceso equitativo a las oportunidades de la transición ecológica.

Con estas nuevas iniciativas, Sapiens Energia amplía su red a 14 instalaciones de autoconsumo colectivo propias, donde ya participan más de 300 personas socias de las comunidades energéticas, consolidando así su enfoque de gobernanza democrática, impacto local y economía social.

Retorno social del autoconsumo colectivo

Además, se estima que la inversión realizada generará un retorno social de más de 436.000 euros al año en ahorro energético, lo que supone un potente efecto multiplicador sobre la economía de proximidad. Este ahorro no solo reduce la factura eléctrica de hogares y entidades locales, sino que favorece la autonomía energética y fortalece la economía local, reinvirtiendo los beneficios en el propio territorio.

Cada proyecto que impulsamos o acompañamos como cooperativa tiene una triple función: empoderar a la ciudadanía, generar ahorro directo y activar la economía local. El retorno social de estas inversiones no solo se mide en euros, sino en más autonomía, más resiliencia y más justicia energética”, destaca Juan Sacri, presidente de Sapiens Energía.

Se estima que por cada euro invertido en estos proyectos, se generan 7,88 euros que permanecen en la comarca durante los 25 años de vida útil de las instalaciones de autoconsumo colectivo. Un flujo económico que se reinvierte en el territorio en forma de ahorro energético, activación económica local y mayor resiliencia comunitaria.

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